La casualidad ha querido que pase
una noche en Haut-de-Cagnes, un fabuloso pueblo en los Alpes Marítimos franceses, en el que domina el Castillo Grimaldi, las calles sinuosas y placetas de postal sobre
una colina que ofrece unas vistas fabulosas a la luminosa Côte d’Azur.
Nos hospedamos en el Château Le Cagnard, un
edificio de piedra del siglo XIII, refugio de artistas como Chagall y de
famosos como los Beatles, Robert de Niro y otros que aprovechan las tantas
manifestaciones artísticas que se organizan en la zona de Cannes y Niza.
Esta zona, en la que dominan
tantas poblaciones turísticas de playas infinitas y edificios-ciudades, siempre
me sorprende cuando descubro que en su interior, a tan solo diez o quince
kilómetros tierra adentro, hay joyas como Haut-de-Cagnes,
Mougins, Saint-Paul-de-Vence y tantas
otras que me quedan por visitar. Son pequeñas poblaciones en colinas donde el
tráfico no llega, donde los artistas han podido y pueden inspirarse observando
esos atardeceres provenzales y en los que apreciar la tranquilidad. No me
extraña que Picasso, Renoir, Chagall y tantos otros…
Haut-de-Cagnes, conocida como la Montmatre de la Côte d’Azur, sorprende por el imponente castillo Grimaldi, que
alberga un museo de historia y otro dedicado al olivo y su importancia en la
zona. El resto de la villa, callejuelas que albergan galerías, algunas tiendas
y casas de piedra con ventanales de colores muy propias de toda la Provenza.
Una breve parada que repetiré en primavera para poder disfrutar de aquellos atardeceres que Renoir inmortalizó.
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