lunes, 6 de febrero de 2012

24 horas en Sevilla

Ciudad de tapas y de iglesias, Sevilla merece un buen paseo-degustación de 24 horas por sus barrios emblemáticos de Triana, Santa Cruz y Arenal. Empezar con Santa Cruz, calles blancas, fachadas amarillas y azules, su pequeña Judería y sus plazas, y recorrerla tapita tras tapita es un todo un disfrute. Los montaditos de pringá, de carne mechada, de jamón con salmorejo, de melva acompañados de manzanilla, de cruzcampo, de vino de naranja. Los mejores en la Bodega Santa Cruz (Las Columnas), en Casa Vizcaíno y en la Bodega de la Alfalfa. Visitas a la Virgen de la Candelaria y a la Virgen de las Nieves, con sus mantos blancos y sus cofradías vigilando. La noche...callejear buscando flamenco en locales de ensayo.

La mañana siguiente, un buen desayuno de tostadas con aceite en el horno de San Buenaventura y de camino a Triana. El barrio del Arenal con colmados y ultramarinos antiguos, placetas blancas llenas de flores y la imponente Maestranza. Cruzar el Guadalquivir desde la Torre del Oro y de nuevo callejear con un buen pescaíto frito en cucuruchos de la freiduría Pureza hasta llegar a la puerta de Triana.


Y, por último, carro de caballos desde el Alcazar y por el parque de María Luisa, para descansar un poco. En veces anteriores, visitamos el Alcazar y la Catedral que ocupan toda una mañana pero que podrían estar perfectamente incluídas en las 24 horas.

miércoles, 1 de febrero de 2012

El centro histórico de Minsk o Traiyetskoye


El centro de la ciudad es un conjunto de grandes avenidas, de larga distancia, y que se conectan entre ellas a través de túneles laberínticos. La vida en estos túneles también es un rasgo distintivo de la mayoría de las exrepúblicas soviéticas y en ellos se hallan tiendas, puestos de flores, kioskos y otros servicios. Son punto de encuentro y buen cobijo en las épocas de nieve.

Las grandes dimensiones de esta ciudad y sus edificios imponentes hacen que el viajero pierda fácilmente la orientación pues el concepto de centro histórico no se corresponde con el que la mayoría de ciudades antiguas tienen. En Minsk, muy a pesar de las políticas soviéticas, las iglesias marcan los puntos de referencia del centro de la ciudad. Impone por su ladrillo rojo y sus múltiples cúpulas, la Iglesia católica de San Simeón y Santa Helena, conocida como la “iglesia roja”. Se encuentra en la gran Plaza de la Independencia (antigua plaza Lenin), junto al edificio del Gobierno de Bielorusia. Frente a este último, una enorme estatua de Lenin preside la plaza. Desde este punto, un paseo de unos 15 minutos por Nezhavizimosti nos llevará hasta la Avenida Lenin por donde podremos acercarnos a la Catedral ortodoxa del Santo Espíritu, en honor a Cirilio y Metodio. Se construyo en el siglo XVII como iglesia católica pero al cerrar sus instalaciones la iglesia ortodoxa decidió quedarse con ella a mediados del siglo XVIII. Durante la revolución de 1917 se convirtió en gimnasio y, posteriormente, en cárcel. La suerte que corrieron las iglesias durante el comunismo parece ahora justificar la gran devoción religiosa naciente en las republicas excomunistas. Frente a la Catedral, merece una visita la Isla de las Lágrimas, en honor a los caídos durante la guerra de Afganistán (1979-1988). El camino que lleva a la isla, cruzando el río Svislach, es un buen paseo.