jueves, 17 de marzo de 2016

An Irish Blessing....for St. Patrick's day


A pesar de haber estado unas diez veces en Irlanda en los últimos 20 años, descubrí este texto gracias a Maureen O'Hara, que lo leyó al final de su discurso al recibir el Oscar Honorífico:

May the road rise up to meet you.
May the wind be always at your back.
May the sun shine warm upon your face;
the rains fall soft upon your fields and until we meet again,
may God hold you in the palm of His hand.



domingo, 13 de marzo de 2016

¿Visitar Formentera en invierno?

Una isla en invierno parece que no tenga ningún atractivo. Decir que vas a pasar un fin de semana a Formentera en febrero provoca reacciones del tipo – ¡pero si no habrá nadie! o ¡te pierdes las playas!, entre otros prejuicios y características del verano. Pues precisamente eso es lo que busca un viajero que visita una isla en invierno: playas limpias en las que poder ver la Posidonia oceánica y desiertas para pasear, fotografiar, admirar; gente de la zona comprando el pan, el diario o tomando una caña en Sant Francesc Xavier; los campesinos podando las viñas de la zona de la Mola; cruzarse con máximo cinco coches en la carretera que cruza la isla…. Hay tanta tranquilidad que encontrarse un bar abierto en Cala Saona y poder ver el sol ponerse en Ibiza fue algo que nunca olvidaremos.

Llegamos con el catamarán de Balearia, con la mar bien rizada, y alquilamos una moto para poder recorrer la isla cómodamente. Empezamos por Ses Illetes y sus playas, un poco de off-road para nuestra Scooter por caminos de piedra y arena, y rodeados de las salinas que hacen brillar los caminos flanqueados por muros de piedra y pinos mediterráneos con formas curiosas. Me recomiendan el Molí de la Sal que, evidentemente, está cerrado. Pero desde allí las vistas son fantásticas así que vale la pena llevarse una cervecita o un vino y organizar un picnic.
Atravesamos Es Pujols para ver la Torre de la Punta Prima, vigilante durante siglos ante diversas amenazas, y como necesitamos un café así nos vamos a Sant Francesc Xavier. Ante su imponente iglesia blanca, los niños juegan a fútbol y al escondite mientras los padres toman un aperitivo en el bar de la plaza o en el hotel Es Marès. No hay nada más abierto. Nuestro aperitivo llega sorprendentemente en Cala Saona, al descubrir un chiringuito abierto, ¡el único en toda la isla! Despedimos al sol y yo sigo empeñada en querer ir a Barbaria, necesito esa carretera, ver el faro que tengo en la memoria desde que ví la película “Lucia y el Sexo”. Aún hay luz y vamos hacia allí. La carretera, estrecha y frágil, destaca sobre el desierto que la rodea. Llegamos al Faro de noche, pero no importa. El espectáculo merece la pena...prefiero no dar más detalles y que vengáis a vivirlo. Cenamos en A mi manera, italian-style pero con vino de Formentera: Ophiusa, nº 0463 de 2013, primer nombre de la isla durante la época griega que significaba “isla de reptiles”.

Nuestro segundo día lo dedicamos a cruzar la isla, sus 18 kilómetros de longitud y destino al Faro de la Mola, habitado hasta hace poco. Subimos el único desnivel que tiene la isla hacia el Pilar de la Mola (192m), cruzando viñas, molinos, norias, aljibes e higueras ensanchadas.  Desde el puerto de Es Caló, con sus embarcaciones resguardadas bajo sus “escars” (varaderos), se ven los imponentes acantilados de la Mola, un lugar en el que quedarse a leer, dormir o, simplemente, hacer nada. Vamos a comer al restaurante Es Cap, en el que podemos probar algún plato típico como la ensala payesa con pescado seco en aceite, o un buen arroz caldoso.

No dudo que Formentera en verano tenga su encanto con sus mercadillos, chiringuitos y oferta turística, pero creo que en las otras estaciones del año la isla se deja querer de verdad.