Abror nos lleva a las afueras de
la ciudad, a visitar el palacio de verano del último Emir de Bukhara. Una
muralla de colores da paso a un jardín de rosas que conducen al palacio. Se
visitan las estancias y habitaciones de la familia, decoradas al estilo bujarí,
con pequeñas estanterías de colores talladas con formas ojivales, mosaicos y vidrieras
de colores. Horror vacui en todas
partes. Hay una pequeña exposición de vestidos tradicionales. Llegamos a uno de
ellos, muy parecido a un burka afgano,
y Abror nos explica que es el vestido que llevan las novias en el intervalo que
va desde que se casan hasta que llegan a la casa del marido. Tras la ceremonia
se lo ponen, su padre la introduce en el coche que la llevará a su nueva casa
y, cuando llega, el marido la toma en brazos para que no toque el suelo y la
introduce en la nueva casa. Una vez allí, puede quitarse el vestido que cubre
su cuerpo y rostro por completo.
Llegamos a una piscina que tiene,
frente a ella, una torre de madera de color azul. Allí nos cuentan que en la
piscina se bañaba el harén de mujeres del emir y éste, una vez al día, lanzaba
una naranja a la mujer que pasaría la noche con él. Leyendas…