domingo, 26 de julio de 2015

Atardecer en San Giorgio di Valpolicella o Ingannapoltron

Las siete de la tarde de un sábado de julio extremadamente caluroso. Un verano que recordaremos bien por las altísimas temperaturas. Dejamos atrás el lago de Garda para buscar un poco de aire en las colinas de la Valpolicella que esconden los mejores viñedos de Italia, a mi parecer. Pasando por Gargagnago pienso que jamás he hecho un post sobre mi queridísimo vino Serego Alighieri, así que tomo nota porque es algo imperdonable en mi y que merece tanto la pena compartir.

Subimos la colina que nos lleva a San Giorgio di Valpolicella, más conocido como Ingannapoltron porque en la época medieval consideraban que era una lugar de difícil acceso, rocoso, lleno de cuevas y extraño. Quizá por eso fue escogido, entre muchos otros pueblos de la zona, como refugio de los "partigiani" (partisanos, en español), soldados de la resistencia que se opusieron al fascismo y al nazismo durante la segunda guerra mundial y que ocupaban colinas donde organizaban sus contraofensivas.

San Giorgio es un pueblo de casas de piedra, calles de piedra, pequeña industria de mármol reconocida en la zona y

una Iglesia románica con un claustro del siglo XI aunque se dice que ocupa el lugar de algún centro
de culto pagano de siglos anteriores. Desde luego, está ubicada en un lugar único, con vistas al lago de Garda y a los viñedos.

La casualidad quiere que lleguemos a la hora en la que se celebra una "sagra" en honor a la liberación de las tropas fascistas que ocurre un 25 de julio de 1943 (tal día como hoy...). Para ello han organizado una "pasta antifascista" que, evidentemente, no me quiero perder. Nos sentamos en los bancos que ocupan los locales, frente al bar Red Zone, que evoca al color que defendieron los partisanos con esfuerzo, probamos la pasta que simplemente está hecha con Ricotta y celebramos la libertad en la que vivimos con un atardecer entre viñas.


miércoles, 22 de julio de 2015

Viana do Castelo

Las gaviotas son las dueñas de las mañanas y las noches en esta ciudad de costa atlántica famosa por haber tenido una de las flotas de pesca de bacalhau más importantes de Portugal. Tanto es así que conservan un barco-hospital, el "GilEannes" que atendía en alta mar a la flota portuguesa durante los meses de faena del Bacalao.

Todo es señorial en Viana; calles blancas, empedrados, iglesias que celebran peregrinaciones importantísimas como la Sra. de la Agonía o el día en que paseando me encontré con la Vírgen de Fátima que salía a navegar con barcos engalanados. Siempre que he venido a Viana me he encontrado con alguna fiesta tradicional: la Semana Académica de los estudiantes (que explicaré en otra entrada), la semana medieval, la visita de Fátima, el Rally de Portugal....

Detalles de Viana son:

  • su "coraçao", una joya que puede ser oro o plata con forma de corazón que llevan todas las vianenses. En Amor de Viana venden preciosidades: http://amordevianajoias.blogspot.pt/ 
  • el puente "Eiffel" que cruza el río Lima, verde y grande.
  • Club náutico bajo el “Eiffel”, de madera que sobre el río Lima.
  • Los barcos de pescadores, de madera o hierro, son impresionantes y verlos salir a las 20 horas con la bajada del sol es un espectáculo
  • La Iglesia de Santa Lucía que domina Viana, el río y el mar desde la colina de la ciudad
  • El centro adoquinado con palacios señoriales, tiendas pequeñas como ferreterías de toda la vida, cafeterías familiares
  • Los Bolinhos de Berlin de Ze Natário: http://www.zenatario.com/
Merece un capítulo distinto el tema “restauración” porque en la ruta gastronómica que hemos hecho no ha habido restaurante que no nos haya fascinado. Esta noche toca el último bacalhau de este período en Viana....