miércoles, 20 de junio de 2012

Una jornada de trabajo en la Samarkand State University


Desayuno a la soviet con café imbebible para una amante del Lavazza, pan duro y mantequilla pasada por agua. La mejor opción siempre es el queso.
Dedicamos el día entero a trabajar intensamente para poder tener un día libre de reuniones y visitar la ciudad. Nos ponemos en el

auditorio de la universidad, que incluso tiene wifi! Participa en la reunión una chica que está estudiando español y que nos sorprende con todo lo que ha aprendido e
n cuatro meses gracias a un programa de la AECID. Los estudiantes van vestidos de calle, sin uniformes, y los profesores también. Al mediodía nos llevan a comer a una especie de "mensa" universitaria, con moscas por todas partes por el calor. La comida es buena y sencilla, con mucho arroz.
Volvemos pasando por la plaza que homenajea a Amir Timur y en la que está el antiguo hotel estatal Afrosiab, ahora en venta. Toda ciudad tenía un hotel estatal en la época soviética.
Al acabar las reuniones, el profesor Ismail nos invita a cenar a su casa, en un jardín que tiene lleno de árboles frutales. La casa es grande, con un muro alto y varias estancias adosadas. La señora del profesor nos recibe y se mete en la cocina. Servirá los platos y no se sentará a la mesa con nosotros. Es un costumbre que he podido comprobar en varios países de Asia Central. Nos prepara toasts y el más importante para la señora y cocinera de la casa. Es oftalmóloga, ahora retirada, y tiene seis nietos, "todos en Europa" -nos dice con nostalgia.
rar deliciosas verduras, entre las que destaco la coliflor rebozada, y ternera con muchos tipos de ensaladas. Es una cena entrañable y bonita, llena de