Un lugar donde viajar en diciembre y que tengáis buen tiempo asegurado es la Costa Azul Francesa, concretamente entre Cannes y Niza, en la que encontraréis pueblecitos en lo alto de colinas que fueron lugares de inspiración de pintores, esculturoes y poetas. Hace muchos años que vamos de España a Italia y viceversa por motivos familiares y siempre buscamos un hueco para parar en alguna de las joyas que esconde la Riviera Francesa como Haut de Cagnes, Mougins y tantos otros.
En este viaje en coche por Francia de ida, buscando alojamiento en Booking cerca de Vence, encontré un pequeño rincón de esos que cuesta llegar pero que cuando descubres te recuerda lo mucho que te gusta viajar en coche por Francia. Entre Vence y Saint Jeannet hay un valle en que se concentraban varios molinos de agua, aceite y harina que servían a toda la zona.
Uno de ellos, convertido en ruinas por el paso del tiempo y la erosión del río que baja con fuerza a través de varias cascadas, lo descubrieron una pareja de jóvenes entusiastas que decidieron emprender una nueva aventura en la costa azul y reconstruirlo.
Le Moulin Camoula es un chambre d'hôtes que dispone de cuatro habitaciones y un apartamento para cuatro personas con puertas independientes que todas dan al jardín lleno de rincones con salitas de estar y vistas increíbles. Las habitaciones están decoradas con un estilo único, usando la piedra, las maderas y vigas antiguas, hornacinas curiosas, baños integrados y todo en fondo blanco. Son muy acogedoras y las vistas al valle y la banda sonora del río que cae con fuerza por las cascadas convierte Le Moulin Camoula en un refugio perfecto, al menos para mí! Me cuentan sus propietarios que es una zona mítica para escaladores y que se hacen muchas actividades deportivas en la zona. Yo no he tenido mucho tiempo de visitas otros pueblos de la zona que me recomiendan como Saint Paul, Tourettes, Loup, Gordon ni Saint Jeannet (porque además la carretera estaba cortada).
A tan solo 10 minutos en coche estaréis en Vence, una pequeña población-museo no solo por sus calles adoquinadas, ventanas de colores provenzales y torres que la protegen, sino también por ser lugar en el que vivieron el escritor inglés Lawrence, la bailarina rusa Ida Rubinstein y otras personalidades, y en el que Matisse y Chagall dejaron sus huellas creativas y que al viajar en diciembre descubriréis junto con los decorados navideños.
Hay que reconocer que viajar en diciembre por los alpes marítimos es toda una aventura de curvas, colinas o côtes, casas en las que te quedarías a vivir, castillos y domaînes. Una neblina te suele dar los buenos días en ese fabuloso contraste entre la humedad del mar y las faldas de las montañas alpinas, pero en breve el sol se impone para quedarse todo el día. Todos los pueblecitos de alrededor están decorados con ese gusto francés por el detalle y además nos acogen con Wolf en todos los restaurantes y Brasseries a los que vamos así que, de nuevo, viajar en coche por Francia me sigue sorprendiendo más a medida que la descubro.
En el blog del Rincon de Sele encontraréis una guía práctica genial sobre la Costa Azul francesa.