El miércoles 23 de febrero de
1887 un violento terremoto sacudió las tierras de San Remo, en la Liguria
italiana, dañando gravemente el pueblo de Bussana. Desde la autopista “dei
Fiori” como se conoce la costa de la Liguria, se entrevé un pueblo, a lo alto
de una colina, que parece en ruinas y abandonado. Y así fue durante casi un
siglo, hasta que un grupo de artistas, en los años 70, decidieron repoblarlo e
instalar allí, no solo sus viviendas, sino también sus estudios y galerías.
La carretera que sube hasta la
colina es estrecha y sinuosa, llegar de noche es complicado. El coche se debe
aparcar en la misma carretera y conviene llevar buen calzado y una linterna
para entrar en el pueblo de noche. Dos beds and breakfast y tres restaurantes
ofrecen servicio de hostelería a los pocos turistas que nos encontramos en
invierno. El local más conocido es la Osteria degli Artisti, que se encuentra
en el epicentro del pueblo y es el punto del que parten sus pocas calles que,
aunque las recorras veces y veces, siempre te aportan detalles nuevos.
Jana, que lleva en Bussana desde
los años 70, me cuenta cómo ha reformado su casa, cuando le comento que el
interior me recuerda a las casas ibicencas. Bussana depende administrativamente
de San Remo pero en realidad los vecinos se encargan de arreglar las calles,
los arcos y las plazas. Pienso en lo mucho que debemos agradecer y aprender de
las personas que realmente dedican esfuerzos en mantener los lugares en los que
los que viven.