domingo, 29 de enero de 2012

Los grandes almacenes estatales


Volviendo a la via principal, Nezhavizimosti, por la misma avenida Lenin, podemos detenernos en los famosos almacenes estatales GUM, que abren de 9.00 a 21.00, para saborear de nuevo un poco de restos soviéticos. Estos almacenes, que se construyeron en la mayoría de las capitales de república de la antigua URSS, son de estilo neoclásico y majestuosos para el pueblo. La variedad de productos es enorme y son punto de encuentro de toda clase de ciudadanos. A pesar de la proliferación de modernos centros comerciales en las afueras de Minsk, GUM sigue acaparando la afluencia de compradores, tanto es que hay otra variante de gran almacén en la misma avenida llamado TSUM. Para compras más económicas, aunque los precios de GUM y TSUM son bastante bajos y más con la devaluación actual, se puede visitar el mercado del estadio de fútbol del DINAMO de Minsk, que abre de 8.00 a 17.00. Se trata de un mercado al aire libre bajo el estadio, con casetas y que vende todo tipo de productos.

sábado, 28 de enero de 2012

La presión económica


La dificultad de cambiar moneda en Europa parece complicarse también en el país. Ha habido una devaluación de la moneda1 y debemos esperar a que alguno de nuestros contactos nos diga cómo cambiar. La economía del país se sostiene a duras penas por las grandes industrias que en la época soviética se construyeron pero la realidad es que el coste de mantener dichas industrias es muy elevado pues Bielorusia adquiere la luz y el gas fundamentalmente de Rusia y por tanto el coste de la producción se encarece. Nos aconsejan comprar los rublos justos para sobrevivir, pues luego no se podrán cambiar, o simplemente pagar todo con VISA, que es ampliamente aceptada, pero será un misterio el tipo de cambio que aplicarán.

Largas alfombras nos acogen en el hotel, que pertenece a la Universidad Politécnica Nacional de Bielorusia y que se encuentra a las puertas de la ciudad antigua, en el gran boulevard Nezhavizimosti. El edificio, de verde pálido, se muestra imponente con su columnata central y con vistas al gran boulevard. Merece un buen paseo por sus jardines e incluso una entrada en el edificio principal que impacta por su oscuridad y la imponente escalinata que accede a las aulas.
1 De 1€ obtenías 4.500 rublos bielorusos, a obtener por 1€ 11.500 rublos bielorusos.

viernes, 27 de enero de 2012

La burocracia soviética


El aeropuerto, gris y funcional, nos recibe exigiéndonos un nuevo seguro médico e invalidando el que, a propósito y a petición de la embajada bielorusa en París1, habíamos adquirido. Es una clara reminiscencia a la burocracia soviética, se pueden crear reglas nuevas de un día para otro. Dos mostradores que se encuentran nada más entrar en la terminal indican la obligatoriedad de adquirir la “international insurance” que, en función de los días de estancia en el país, tiene un precio distinto. Por cuatro días de estancia nos cobran dos euros. Y no es el pago de este “impuesto” lo que enerva al recién llegado sino la cola, la desinformación y el haber comprado un seguro previo exigido por la propia embajada. Varios pasajeros que parecen viajar frencuentemente a Bielorusia nos explican que este trámite no siempre funciona, pero que hay que estar preparado para cualquier sorpresa burocrática. Posteriormente, la segunda cola: el control de pasaportes. Pero, a diferencia de muchas otras exrepúblicas soviéticas, la supervisión es rápida y sin problemas.

El viaje desde el aeropuerto hasta el centro de la ciudad muestra desde los prados verdes y extensos hasta el inicio de las anchas avenidas, grandes edificios restaurados, parques con verjas estilo soviético, centros comerciales, tranvías y trolebuses. Las vallas publicitarias no predominan ni tampoco imágenes de política propagandística, aunque ya se empiezan a observar restos de la antigua URSS. Cabe destacar que no hay muestras del poder del Presidente de la República Bielorusa, Alexander Lukashenko, quien lleva gobernando desde poco después de la caída de la unión soviética, en 1994, y que comparte estilo de gobierno con muchas otras repúblicas, como las de Asia Central.

1 Bielorusia no tiene embajada en España y es necesario solicitar el visado a la Embaja bielorusa en París. Si el motivo del viaje es turístico, una agencia española lo puede tramitar. En caso de que sea por motivos profesionales será necesario enviar el pasaporte original y un formulario a la embajada en París.
 

Llegada a Minsk

 La aproximación al aeropuerto de Minsk impresiona por la cantidad y extensión de verdes bosques en la vasta llanura bielorusa. Pequeñas poblaciones de casas de colores y tejados verdes, rojos y azules contrastan con la imagen de fondo, una ciudad extensa de 1.800.000 habitantes cuyo fin no se divisa debido a la planicie de la tierra bielorusa.

El aeropuerto está a unos 40 kilómetros del centro de la ciudad pero desde el aire ya se puede apreciar la meticulosa planificación urbanística que Stalin desarrolló para reconstruir Minsk, tras ser prácticamente derruida durante la segunda guerra mundial. Vamos a visitar la ciudad que, según otros ciudadanos de la antigua URSS, es la que más mantiene el ambiente y la simbología comunista.

martes, 17 de enero de 2012

El vino Amarone despide a Quintarelli, creador y artesano

Hace pocos días, el 27 de diciembre pasado, tuve la suerte de ser invitada “da Quintarelli” por su hija, Fiorenza, quien a través de una amiga común nos quiso ofrecer una cata de sus cotizados vinos y enseñarnos la puesta de sol desde la colina que albergan sus viñedos en Negrar (província de Verona), corazón de la Valpolicella. La luz se ponía sobre las doce hectáreas de viñedo que dan una selecta producción de unas 50.000 botellas al año embotelladas y etiquetadas, una a una, a mano. La noche de ayer, 15 de enero, nos dejaba uno de los poco artesanos vinícolas que quedan en un mundo en en el que domina la producción en masa.

Giuseppe Quintarelli “Beppi” fue siempre consciente de que la calidad está en el método y el proceso. Y su sistema siempre radicó en un cosecha pequeña pero mimada, en la que cada racimo era cuidadosamente seleccionado, transportado y “pasificado” en pequeñas cajas de madera de bambú que se apilaban una sobre otra y junto a otra, para así dejar que la uva poco a poco se fuera secando y adquiriera un tacto y gusto particular.

La zona de la Valpolicella produce desde principios del siglo XX un tipo de vino que destaca por el método que se utiliza durante su producción. Las uvas se desecan al quedarse un mínimo de 3 meses en cajas una vez vendimiadas, cuidando que queden bien extendidas para evitar que se desarrolle pobredumbre. En el caso de la variedad Amarone, la desecación de la uva puede durar hasta 6 meses momento en el cual se pasará a las barricas y en el caso del Recioto entre 6 meses y un año. En el caso de Quintarelli, la calidad de los materiales (bambú para las cajas y roble de Eslavonia para las barricas) asegura la calidad del caldo que posteriormente descansará un mínimo de 6 años para el Amarone classico y 11 años para el Amarone Superiore. Un sabor denso, una fuerte tonalidad rojiza y un grado alcohólico que puede llegar a los 16º es el resultado de un proceso altamente cotizado en el caso de los vinos de Giuseppe Quintarelli.
La zona vinícola de la Valpolicella cuenta con una larga tradición y prestigio. Dante Alighieri ya mencionó sus vinos en la Divina Comedia y su hijo Pietro adquirió una bodega que hoy día también forma parte de las cantine imprescidibles del Valpolicella.

La delicadeza con la que el proceso se lleva a cabo, la implicación familiar tanto en la vendimia como en el cuidado del reposo del vino, la discreción con la que albergan sus productos y un renombre adquirido por la calidad y las recomendaciones particulares son la herencia que su hija Fiorenza ha ido adoptando en los últimos años para perpetuar el buen hacer y legado que deja su padre.

*Imagen de Giuseppe Quintarelli extraída de http://www.premiataofficinadelgusto.it/