viernes, 27 de enero de 2012

La burocracia soviética


El aeropuerto, gris y funcional, nos recibe exigiéndonos un nuevo seguro médico e invalidando el que, a propósito y a petición de la embajada bielorusa en París1, habíamos adquirido. Es una clara reminiscencia a la burocracia soviética, se pueden crear reglas nuevas de un día para otro. Dos mostradores que se encuentran nada más entrar en la terminal indican la obligatoriedad de adquirir la “international insurance” que, en función de los días de estancia en el país, tiene un precio distinto. Por cuatro días de estancia nos cobran dos euros. Y no es el pago de este “impuesto” lo que enerva al recién llegado sino la cola, la desinformación y el haber comprado un seguro previo exigido por la propia embajada. Varios pasajeros que parecen viajar frencuentemente a Bielorusia nos explican que este trámite no siempre funciona, pero que hay que estar preparado para cualquier sorpresa burocrática. Posteriormente, la segunda cola: el control de pasaportes. Pero, a diferencia de muchas otras exrepúblicas soviéticas, la supervisión es rápida y sin problemas.

El viaje desde el aeropuerto hasta el centro de la ciudad muestra desde los prados verdes y extensos hasta el inicio de las anchas avenidas, grandes edificios restaurados, parques con verjas estilo soviético, centros comerciales, tranvías y trolebuses. Las vallas publicitarias no predominan ni tampoco imágenes de política propagandística, aunque ya se empiezan a observar restos de la antigua URSS. Cabe destacar que no hay muestras del poder del Presidente de la República Bielorusa, Alexander Lukashenko, quien lleva gobernando desde poco después de la caída de la unión soviética, en 1994, y que comparte estilo de gobierno con muchas otras repúblicas, como las de Asia Central.

1 Bielorusia no tiene embajada en España y es necesario solicitar el visado a la Embaja bielorusa en París. Si el motivo del viaje es turístico, una agencia española lo puede tramitar. En caso de que sea por motivos profesionales será necesario enviar el pasaporte original y un formulario a la embajada en París.
 

Llegada a Minsk

 La aproximación al aeropuerto de Minsk impresiona por la cantidad y extensión de verdes bosques en la vasta llanura bielorusa. Pequeñas poblaciones de casas de colores y tejados verdes, rojos y azules contrastan con la imagen de fondo, una ciudad extensa de 1.800.000 habitantes cuyo fin no se divisa debido a la planicie de la tierra bielorusa.

El aeropuerto está a unos 40 kilómetros del centro de la ciudad pero desde el aire ya se puede apreciar la meticulosa planificación urbanística que Stalin desarrolló para reconstruir Minsk, tras ser prácticamente derruida durante la segunda guerra mundial. Vamos a visitar la ciudad que, según otros ciudadanos de la antigua URSS, es la que más mantiene el ambiente y la simbología comunista.