Una inmensa mayoría de calles sin
asfaltar, caóticas, con gente cruzando por todas partes y coches que dominan el
espacio. Pero lo que realmente se agradece al llegar a Karakol es el aire,
puro, fresco, olor a montaña que sustituye el perfume de gas que rodea a
Bishkek.
Karakol, a 1690 metros sobre el
nivel del mar, a 12km del lago y en la falda de la cordillera del Tian-Shan
central y vigilado por las cimas del pico Victoria (7439 metros) y Khan Tengri
(6995 metros), debe su nombre al Río que la atraviesa aunque durante la época
soviética se llamó Prjevalsk (en honor al explorador ruso). Habitada por aproximadamente 70000 personas, la
mayoría practica el Islam aunque aún reside una pequeña comunidad de cristianos
ortodoxos. Es por ello que las dos joyas arquitectónicas, la Iglesia Ortodoxa
Rusa de madera (1872) y la mezquita Dungan (1904) son lo más impresionante de
la ciudad, aunque vale la pena visitar el Museo de Historia, el Museo
Prjevalski, el mercado de animales de los domingos y el mercado diario (que merece
un post aparte).
En 1889 en la ruta de las
caravanas del valle de Chui-Kashgar el barón Kaulbars fundó la ciudad sobre los
asentamientos nómadas existentes. Hubo un antiguo caravansarai que se recicló
como edificio soviético más tarde.
Hay un increíble coffee shop con café "de verdad" en el que hemos conocido a dos aventureros que están haciendo la ruta Singapur-London!! Aqui su web: http://bestlifeintheworld.com/
La tienda de souvenirs One village-One product merece una parada para ver cómo con productos naturales se pueden crear cosas tan curiosas con lana prensada, una de las técnicas textiles más difíciles y que tanto valoran en Kirguistan.
Y desde esta ciudad tan apartada del núcleo de capitales centroasiáticas, han partido las grandes expediciones que buscaban en las montañas del Himalaya el "elixir de la vida eterna"....Shangri-La.
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