Este
es un viaje sorpresa que me han preparado al alcanzar una década nueva así que
escribo estas palabras sin conocer destino alguno; que iré descubriendo a
medida que me entreguen el billete de cada tramo.
Primera
etapa: Empieza el fin de semana. Es viernes y son las 18 horas. El
vuelo de Barcelona a Milano Malpensa con Vueling sale puntual y lleno.
Ejecutivos y escolares, unos 60 más sus profesores, nos acompañan en esta
primera etapa. Aterrizamos con banda sonora: aplausos del grupo de estudiantes,
y nos dirigimos al Malpensa
express que nos deja en Milano Stazione Centrale en 45 minutos. Grande y neoclásica,
nos recibe la estación y, a tan solo 5 minutos a pie, encontramos el hotel y
una pizzería que nos ofrece unos tagliatelle
con gamberetti, zucchine e zafferano extraordinarios.
Segunda
etapa: Son las 06.20, el hotel nos prepara un packed breakfast y nos compramos un buen ristretto en la estación. El tren sale con
destino a Tirano. Empezamos el ascenso. A nuestra izquierda, el imponente Lago di Como. Bajamos la ventana para
poder percibir directamente el lago tras pasar la localidad de Bellano. Las campanas anuncian las 7.30
y la niebla, espesa, se cuela por nuestra ventana. Las poblaciones son cada vez
más panorámicas; llegamos a Tirano.
Tercera
etapa: Recogemos las reservas en el hotel frente a la estación. Un
segundo ristretto, un panino di Bresaola, y salida
puntual de la conexión ferroviaria ítalo-suiza que este año celebra sus 125
años: el Trenino Rosso del
Bernino. Construido por la Comunidad Helvética en el 1908, la energía
producida por la central eléctrica del Lago
Bianco facilita la conexión entre las altísimas poblaciones de la Val Poschiano llegan a una altura de
2019 metros en Alp Grüm. 3000
operarios y la tecnología de la época, que logró perforar 50 galerías y
conseguir que el tren hiciera un giro de 360 grados sobre un puente de piedra,
entre otros aspectos, consiguieron crear un recorrido que fue declarado
patrimonio de la humanidad por la UNESCO en el año 2008.
Ascendemos
y la nieve cada vez se deja entrever con más fuerza hasta cubrirnos
completamente a derecha e izquierda. Vemos la cabeza y sus vagones rojos
anteriores y superiores pues el trazo es constantemente curvado. Nos tenemos
que poner las gafas de sol de tanto blanco; refugios cerrados, cubiertos,
impracticables, nada.
Llegamos
a St. Moritz donde pasamos la noche.
Cuarta etapa:
08.00 de la mañana y nos encontramos con dos metros de nieve en la puerta del
hotel. Cambiamos de tren para coger el que continúa la línea del Trenino Rosso del Bernina: el Glacier Express. Éste debería ser otro
viaje, otra aventura que guardamos para otra ocasión pero que aprovechamos para
hacer para poder cubrir la parte más importante del recorrido patrimonio de la
UNESCO: De Tirano a Thur. El siguiente tren sale a las 09.00
así que tendremos que “hacer camino al
andar”. El tren parte sin problemas por la enorme cantidad de nieve y sin
un minuto de retraso. El manto blanco helado nos acompaña hasta Thur, localidad más cercana al Lago de
Como para poder, después, desplazarnos al aeropuerto de Milano Malpensa y regresar con el último Vueling del día.
125
años de recorrido en 24 horas…homenaje a una tecnología por la que no pasa el
tiempo y los contratiempos.
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