Mi último viaje a Paris fue una
combinación de emociones y gastronomía. Todo junto. Emociones al pasear por las
calles lluviosas del Boulevard Montmatre
hasta el Museo de Orsay, atravesando
los jardines del Palais Royal, las
galerías visibles de esculturas que llevan siglos mirando a la gente pasar
hacia las pirámides del Louvre, un paseo junto a los Bouquiniste del Sena hablando de Japón y a travesar la Îlle de Sant Louis, con diminutos
restaurantes, y la plaza André Antoine. Gastronomía de lujo de la mano de
Xavier: primera noche con raclette y fondue, segunda noche en la Brasseria Gallopin, con unos tartars de salmon
increíbles, y,el último día, en AuxCharpentiers, curioso lugar en el que hacen una soup a l’ognion excepcional.
Dormir en la casa de Toulouse Lautrec, hoy en día hotel Lautrec Opera, es una gran opción para estar cerca de Palais Royal.
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