domingo, 6 de septiembre de 2015

Karakol: la ciudad más natural

Una inmensa mayoría de calles sin asfaltar, caóticas, con gente cruzando por todas partes y coches que dominan el espacio. Pero lo que realmente se agradece al llegar a Karakol es el aire, puro, fresco, olor a montaña que sustituye el perfume de gas que rodea a Bishkek.

Karakol, a 1690 metros sobre el nivel del mar, a 12km del lago y en la falda de la cordillera del Tian-Shan central y vigilado por las cimas del pico Victoria (7439 metros) y Khan Tengri (6995 metros), debe su nombre al Río que la atraviesa aunque durante la época soviética se llamó Prjevalsk (en honor al explorador ruso). Habitada por aproximadamente 70000 personas, la mayoría practica el Islam aunque aún reside una pequeña comunidad de cristianos ortodoxos. Es por ello que las dos joyas arquitectónicas, la Iglesia Ortodoxa Rusa de madera (1872) y la mezquita Dungan (1904) son lo más impresionante de la ciudad, aunque vale la pena visitar el Museo de Historia, el Museo Prjevalski, el mercado de animales de los domingos y el mercado diario (que merece un post aparte). 

En 1889 en la ruta de las caravanas del valle de Chui-Kashgar el barón Kaulbars fundó la ciudad sobre los asentamientos nómadas existentes. Hubo un antiguo caravansarai que se recicló como edificio soviético más tarde.

Hay un increíble coffee shop con café "de verdad" en el que hemos conocido a dos aventureros que están haciendo la ruta Singapur-London!! Aqui su web: http://bestlifeintheworld.com/


La tienda de souvenirs One village-One product merece una parada para ver cómo con productos naturales se pueden crear cosas tan curiosas con lana prensada, una de las técnicas textiles más difíciles y que tanto valoran en Kirguistan. 

Y desde esta ciudad tan apartada del núcleo de capitales centroasiáticas, han partido las grandes expediciones que buscaban en las montañas del Himalaya el "elixir de la vida eterna"....Shangri-La.

miércoles, 2 de septiembre de 2015

De Karakol a Bishkek: ruta sur del lago Issyk-Kul

Negociamos con nuestro conductor, Ruslan, que en este trayecto no se haga el despistado y se pare al menos en Skashka, una montañas rojas que hay cerca del lago, y que la velocidad no pase de 100km/hora pues nos dicen que la carretera es peor que la del norte.

Emprendemos viaje, nos pide el ‘diengui, diengui’ (3500 soms) y ponemos gasolina. Nada más salir de Karakol nos damos cuenta de que es una carretera mucho menos transitada, llena de baches como la del norte, pero con menos coches da más sensación de seguridad y, de hecho, los adelantamientos de alto riesgo son muchos menos.

El paisaje es una combinación de cañones rojizos a la izquierda y lago a la derecha. Cruzamos varios valles cuyo encuadre incluye el río, los caballos pasando, alguna casa con ventanas azules, a niños jugando y alguna yurta.

Nos desviamos a Skashka, 10 minutos de subida arenosa, y vemos las formaciones de tierra roja que ellos llaman ‘el cuento de hadas’. 

Unos kilómetros después encontramos un memorial completamente abandonado que parece haber sido un espacio de representación del país con yuntas de cemento, estatuas de hierro forjado y fuentes vacías.

Subimos un pequeño puerto entre cañones y ya empezamos a ver montañas altas y glaciares. Hasta que la lluvia llega…. Vemos cómo el lago cada vez se estrecha más hasta llegar a Balykchy y ya estamos de camino a Bishkek por la autovía.

Una ruta mucho más segura y bonita, que recomiendo más que la del norte.

Tengo que recordar que la próxima vez que vaya a Karakol, cogeré el tren de Bishkek a Balykchy y de allí un coche. En tren tiene que ser impresionante!