jueves, 21 de junio de 2012

Registán

Faltan las palabras para describir el impacto que causa la plaza del Registán cuando la ves por primera vez. Te sientes pequeño ante su enorme estructura y, desde el pequeño balcón que han creado para poderlo admirar de frente, te das cuenta de lo pequeños que podemos llegar a ser frente al arte.
 
El Registán son tres madrasas, escuelas universitarias coránicas, que se construyeron en la época de Ulugbek, nieto de Timur o Tamberlán, el gran conquistador centroasiático. Ulugbek fue un científico que quiso convertir Samarkanda no solo en ruta de comunicaciones sino también en epicentro de la ciencia en el siglo XV. Creó las escuelas coránicas y varios centros de investigación.
 
Las madrasas fueron destruidas por los árabes pero a finales del s.XIX se iniciaron los trabajos de reconstrucción que volvieron a pararse en el período soviético. Tras la indepencia de Uzbekistán de la URSS, en 1991, se reinician los trabajos de reconstrucción hasta la fecha.
 
Considerada Samarkanda como una de las siete maravillas del mundo por ser encrucijada de culturas, atrajo científicos, poetas, comerciantes y diplomáticos entre los siglos XIV y XV. Un embajador español, Rui de Clavijo, visitó Samarkanda y reflejó su viaje en el que se considera el primer libro de viajes español.
 
Cada madrasa albergaba 54 estudiantes que estudiaban diferentes disciplinas de la época. Cada madrasa tiene un patio central rodeado por las habitaciones de los estudiantes que a hora son tiendas de souvenirs (portalibros, estuches de madera, mesas de estudio, cerámica). La  mezquita que hay en cada madrasa conserva las vigas de madera pintadas de azul y restos de cómo se construyeron. Las paredes llenas de minúsculos agujeros para facilitar la ventilación recuerdan a Constantinopla y su "horror vacui".
 
Sin duda, la visita la Registán merece un día completo y un lugar para siempre regresar.

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