miércoles, 28 de marzo de 2012

Napoli (parte II)


 Es de destacar la “solaridad” y ofrecimiento de los napolitanos, desde el taxista que te ofrece chicles y caramelos, hasta el director del hotel que te lleva en su coche al lugar de reunión. Los napolitanos interactuan constantemente, hablan, gritan, muestran, se tocan y te tocan. Desconocidos (como el taxista o un camarero) se despiden dándote la mano.

El centro histórico de Napoli te transporta a la edad media con sus calles-mercado, tiendas abiertas una tras otra, al estilo Medina marroquí, con la diferencia de que el producto en venda en Napoli son “souvenirs” de figuritas del belén y enormes belenes completos, arlequines, pepperoncini, y la loteria napolitana, entre otros. Se deben pasear sus callejuelas (viccoli) con su ropa tendida de punta a punta, aprovechando cables, farolas, vírgenes, etc. Ventanas y puertas abiertas, artesanos trabajando en las calles, un café en piazza Bellini con los ensayos de los músicos del conservatorio de fondo merece mucho la pena.

La riviera y la imponente imagen del Vesuvio de fondo, con ese sol por el que se conoce a la “città del sole” invitan a pasear con precaución por sus barrios, en especial por los “Quartieri Spagnoli”, conocidos por agresiones constantes nocturnas pero merecen una visita diurna por sus estrechíssimas calles y sus ventanas abiertas que provocan la sensación de estar en la discusión que en las casas se produce.

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